El agua potable es aquélla que puede beberse sin peligro, pues no provoca ningún daño para la salud. Muy por el contrario, es la bebida ideal para nuestro organismo.
Antes de tomarla, el agua de ríos, lagos y otras fuentes debe ser potabilizada, que significa purificar o depurar. Es un método con el que se eliminan las partículas de arcilla, las algas y los microbios.
Las cuencas hídricas son la principal fuente de agua dulce en la mayoría de las ciudades. Se trata de un área de terreno que desagua en un rroyo, río, lago, pantano, bahía o en un acuífero subterráneo.
Las cuencas son necesarias para brindar un hábitat y proporcionar agua potable para la gente, la flora y la fauna silvestres. También nos dan la oportunidad para divertirnos y disfrutar de la naturaleza.
La ciudad de Córdoba se abastece del agua que proviene de las cuencas de los ríos Suquía y Xanaes la primera hacia el oeste y la segunda hacia el sudoeste de la ciudad capital. Por medio de distintas obras de captación y transporte, las aguas son recolectadas de las cuencas altas de estos ríos para ser volcadas en los embalses San Roque y Los Molinos, respectivamente.
El proceso de potabilización del agua es complejo y costoso, y requiere de un complicado sistema de captación, conducción, almacenado, potabilización y distribución de agua. Además del mantenimiento de las obras y de los equipos instalados.